Es posible que solo por comer lo que te gusta y que crees que te hace bien, creas que te estás alimentando correctamente y nutriendo de forma saludable. Pero no. La verdad es que somos lo que comemos, y un cuerpo alimentado nutricionalmente hablando, es un cuerpo bien nutrido. A continuación te contamos cómo entender mejor ambas acciones.

Para empezar, hay que entender alimentación como el acto de ingerir alimentos, siendo o no conscientes de qué comida estamos ingiriendo. O sea que da igual cómo, cuánto, qué o cuándo lo vamos a ingerir, alimentarse es el acto de introducir a nuestra boca algún tipo de comida, la cual ha sido elegida por ti de forma libre y voluntaria, dependiendo de tus gustos, estilos de vida, tiempo, etc.

Por otro lado, nutrición se define como el proceso por el cual nuestro organismo obtiene los nutrientes necesarios para funcionar correctamente. Dicho proceso es un acto interno, involuntario, inconsciente e incontrolable.

Está claro que la calidad de la nutrición es a partir de tu alimentación, y que una mala alimentación será el origen de una mala nutrición, así mismo una alimentación sana no siempre es sinónimo de un cuerpo bien nutrido. En relación a esto último, por ejemplo, si una persona come siempre lechuga y atún, su alimentación es sana, pero a nivel de nutrición no es completa ni diversa, por eso es clave la elección de los alimentos que vas a consumir según su valor nutricional, sus calorías, macronutrientes tales como grasas y proteínas, y micronutrientes como minerales y vitaminas.

¿Y tú te alimentas y te nutres, o solo te alimentas? Siempre estarás a tiempo de mejorar tu alimentación para que tu cuerpo se nutra mejor. Una medida saludable es diversificar los alimentos que consumes, y saber distribuirlos a lo largo del día de forma consciente, de tal modo que garantices una mejor absorción de dichos nutrientes y una correcta utilización por parte de tu organismo (por algo nuestro desayuno es diferente a la última comida del día antes de irnos a dormir).

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